Disminución del movimiento corporal: Un factor de riesgo para el ciclo vital
El movimiento constituye un aspecto fundamental de la vida humana y es crítico para la participación de una persona en la sociedad. El movimiento humano nos ofrece interacción con el entorno, facilitando diversas actividades cotidianas.
La ausencia o disminución del movimiento humano, expresado en inactividad física o sedentarismo es actualmente uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas y de mortalidad a nivel global.
En circunstancias ideales, el sistema de movimiento humano debería ser capaz de organizar y utilizar diferentes estrategias de movimiento para el cumplimiento de una tarea dada, de forma adaptarse a las demandas y a los cambios constantes de esa tarea, incluyendo el contexto en el cual esa tarea se da. Esta idea puede entenderse también como variabilidad de movimiento o poseer diferentes opciones de movimiento.
El análisis del movimiento
Dada la importancia que posee han surgido, a través del tiempo, desde el mundo kinésico diferentes formas de intentar “medir” el movimiento y la calidad de este. El problema que surge de esta intención es que todos nos movemos de forma diferente y no existe una forma ideal o “normal” de moverse, lo cual hace que la evaluación del movimiento y sus patrones constituya algo especialmente demandante. Sin embargo, el hecho que exista una gran variabilidad entre los individuos y dentro de este mismo, no quiere decir que para ese individuo un patrón de movimiento específico no sea clínicamente relevante. Es por este mismo hecho que los enfoques donde se entregan “pautas” o “recetas” de ejercicios no tienen buen resultado, ya que no se encuentran adaptadas ni individualizadas a las necesidades de la persona.
Los factores de riesgo
Por otro lado, el dolor y las lesiones tienen efectos negativos en el movimiento, provocando que las personas con dolor adopten patrones de movimiento distintos y además con consecuencias en la variabilidad o opciones de movimiento, disminuyéndolas. Por lo que el individuo comienza a moverse no sólo de forma distinta sino, que también de forma estereotipada y esto tiene algunas consecuencias como someter a carga a las mismas estructuras con mayor frecuencia en vez de repartir esa misma carga entre diferentes estructuras de forma más homogénea.
Si bien, estos cambios producto del dolor pueden tener un beneficio en el corto plazo como protección de la zona afectada y eventualmente disminución del dolor, en el largo plazo pueden tener consecuencias indeseadas desde el punto de vista del movimiento, sobre todo considerando que éste no necesariamente retorna a sus características originales una vez que el dolor cede. El cambio en las estrategias y coordinación del movimiento puede también tener consecuencias en la habilidad de participar en actividades deportivas a futuro o disminuir su nivel de participación en su actividad deportiva de preferencia llevándolo nuevamente a caer en el círculo vicioso negativo de inactividad física que se mencionó anteriormente.
He ahí el verdadero valor e importancia de observar, evaluar y restablecer el movimiento y devolver al individuo la posibilidad de disponer nuevamente de todas estas opciones de movimiento perdidas a causa del dolor o lesión, no sólo en un punto del tiempo sino a lo largo del ciclo vital.
Camila Lüttges S.
Kinesióloga y Clinical Advisor Aictive